Agregar a Mis Favoritos...
 
 

 

 

 

 

 

 

MANIFESTACIONES LINGÜÍSTICAS Y LITERARIAS

HERNANDO DOMÍNGUEZ CAMARGO

 

A pesar de que nació en Santa Fe de Bogotá en 1606 y murió en Tunja en 1659, la mayor parte de su actividad literaria la desarrolló en Turmequé, de donde fue su párroco por mucho tiempo, como también canónigo de Tunja. Se educó con los jesuitas y se ordenó sacerdote, pero se dice que abandonó la Compañía. Tuvo amplia formación humanística, pedagógica, teológica y filosófica. Tanto en Lima como en Quito frecuentó academias y literatos. Su condiscípulo Jacinto Evia, de Quito, publicó un Ramillete de flores poéticas en el cual incluyó a Domínguez. Se le considera como primer poeta nacional de la Colonia y representante del gongorismo en América o del Barroco americano.

Entre sus  obras, más que todo inspiradas en la naturaleza, se cuenta el poema “San Ignacio de Loyola-Poema heroico” (Madrid, 1666), “Ramillete de varias flores poéticas” (1676), "La inventiva apologética".

 

Su obra

Entre sus  obras, más que todo inspiradas en la naturaleza, se cuenta el poema “San Ignacio de Loyola-Poema heroico” (Madrid, 1666), “Ramillete de varias flores poéticas” (1676), "La inventiva apologética".

El poema a San Ignacio de Loyola versa sobre la vida del santo español desde su nacimiento hasta la fundación de la Compañía de Jesús. Este poema de tono épico tiene cinco partes fundamentales: nacimiento, bautismo, infancia, juventud; Capitán en Pamplona, la defiende del francés. Herido, lo visita San Pedro y lo sana. Su conversión, penitencia y singulares favores que le hizo el Cielo en ese tiempo. Las peregrinaciones que realizó entonces por Roma, Génova, Jerusalén y su regreso a España. Los estudios y la persecución en ellos. Reúne discípulos y da principio a la religión ilustre de la Compañía de Jesús. El poema heroico quedó inconcluso en buena parte. No obstante, se puede admirar como un palacio suntuoso y magistral por donde la biografía personal de uno de los santos más interesantes de todos los tiempos. La imaginación del autor es desbordante. El hilo barroco que satura el poema realza la figura del protagonista.

En cuanto a la Invectiva Apologética, en un artículo de Carmen Pinillos[1] se analizan, sumariamente, los principales terrenos en que opera el conceptismo barroco del escritor, señalando algunos campos lejanos al conocimiento del lector contemporáneo que requieren de una anotación para su recta compresión: juegos de ingenio, intertextualidades, y alusiones de carácter culto –bíblicas y emblemáticas–, y el terreno opuesto de lo popular y cotidiano, con sus refranes y frases hechas.

En el artículo se analizan, sumariamente, los principales terrenos en que opera el conceptismo barroco del escritor, señalando algunos campos lejanos al conocimiento del lector contemporáneo que requieren de una anotación para su recta compresión: juegos de ingenio, intertextualidades, y alusiones de carácter culto – bíblicas y emblemáticas –, y el terreno opuesto de lo popular y cotidiano, con sus refranes y frases hechas.

Difícilmente se encuentra en la poesía americana una escritura tan intensa a nivel sensorial, una tal exacerbación de los sentidos para la cual no hay término más adecuado que el de voluptuosidad. Sin embargo, en la escultura religiosa de la época colonial hispanoamericana es posible hallar una réplica del arte de Domínguez Camargo: en las imágenes de los mártires y cristos cuya torturada belleza no pretendería producir admiración ni placer, sino arrebato y piedad: compasión, comunión pasional con el otro.

En conclusión, la Invectiva de Domínguez Camargo es un magnífico ejemplo de un género del cual la Perinola quevediana es quizá la máxima cima. En la pieza el poeta novogranatense pone en funcionamiento todos los recursos del conceptismo satírico, desde las alusiones cultas, eruditas, teológicas o bíblicas, con especial atención al mundo de los emblemas, hasta los juegos sobre refranes vulgares, tópicos costumbristas, chistes sobre personajillos folklóricos, o sobre detalles de objetos cotidianos.

El poeta que se anticipó casi dos siglos a la muy famosa norma bodeleriana de las correspondencias y al precepto revolucionario de Poe: “ver con el oído”. “En efecto, Domínguez Camargo ya entonces había advertido al mundo, desde su solariega casa de Turmequé, que: “Oyen los ojos lo que ve el oído”. Así como Mallarmé fue apellidado “el oscuro” y “el preciosista”, Domínguez Camargo ha sido llamado “el tenebroso” y “el barroco”. Pero, en realidad, pocos tan lúcidos como el uno y el otro. Y nadie tan riguroso como ellos. De Domínguez pudiera decirse lo que Valéry dijo de Mallarmé: “Cada verso suyo es la tácita constancia de cien derrotas infligidas a lo fácil y obvio. Fue la poesía para él, a la par, un ejercicio de rígida ascesis y de mundífica catarsis”.

______________________

1. Algunas notas y apuntes para la edición de la Invectiva apologética, obra en prosa del novogranatense Hernando Domínguez Camargo, Carmen Pinillos, profesora del  Departamento de Literatura Hispánica de la Universidad de Navarra.

OBRAS DE HERNANDO DOMÍNGUEZ CAMARGO

 

ESTA PÁGINA ES POSIBLE GRACIAS A:

 

 

 

 

   
 
Investigación: EUFRASIO BERNAL DUFFO, I.G. - Diseño y Desarrollo: VICTOR MANUEL BUITRAGO TELLEZ. Derechos Reservados®2008