El Atrio es un espacio descubierto que hay delante de algunos templos y palacios, por lo regular enlosado y más alto que el piso de la calle.[1]
El Atrio de la Iglesia de Turmequé, tal como lo muesra la imagen, prácticamente es un espacio doble que puede considerarse como el vestíbulo (izquierda) y el atrio propiamente dicho, rodeado de columnas a manera de pórtico, aunque abierto. (Foto Fraberd, 2007)
Su origen está en el domus de algunos templos y casas romanas, de donde pasó al arte paleocristiano y al cristiano medieval. En las iglesias cristianas se trata de un patio porticado situado a los pies de la iglesia y que sirve para acceder a ésta. Solía tener una fuente y soportales, con acceso libre. Muchas iglesias conservan un atrio a su entrada, de forma y tamaños diversos y suelen estar señalizados con columnas y cadenas, por tratarse de lugar sagrado.
Para los colonizadores, el atrio fue una solución arquitectónica especial, dada la necesidad de incorporar a la catequesis la gran cantidad de indígenas. Los evangelizadores “utilizaron el espacio del atrio como extensión de la nave de la iglesia, a manera de capillas abiertas como presbiterios. Además, en los pueblos de indios fue el sitio central de la vida espiritual, siendo espacios donde también se impartieron clases sobre oficios diversos y sobre el nuevo modo de vida occidental”.
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1. Basado principalmente en http://es.wikipedia.org/wiki/